Por: Bruno Camarão / Universidade do Futebol

A mediados de la década de 1990, cuando los principales estadios de fútbol del Estado de São Paulo fueron cerrados por falta de seguridad, sonó la alerta de sensibilización necesaria. Invertir en la seguridad y el mantenimiento de las instalaciones que albergan los principales juegos locales debe ser una prioridad para los líderes de las asociaciones y las instituciones responsables.

Temporadas y temporadas más tarde, el escenario indica algunos cambios. Muchos de los cuales están motivados por catástrofes, diferencias de comportamiento en los aficionados y el valor económico de tener una gran plaza deportiva. En aquel entonces, algunos ya habían notado esta prioridad: Marco Juliani era una de esas personas. Ingeniero civil egresado de la Escuela de Ingeniería de São Carlos (USP), con doctorado en la Politécnica, en São Paulo, estuvo directamente vinculado al proceso de revitalización de la estructura del estadio Morumbi, uno de los cerrados temporalmente durante el período.

La casa tricolor fue el punto de partida de Juliani en el fútbol. Desde entonces, al frente de IEME Brasil, una empresa de ingeniería consultora, ha prestado servicios a grandes emprendimientos en el área, como los estadios Canindé, Palestra Itália y Pacembu en São Paulo, además de los estadios Engenhão y Maracanã en Río. de Janeiro y el estadio Olímpico de Porto Alegre.

A través de un equipo denominado Vibrodina, de origen italiano, se provoca la llamada carga dinámica en una determinada estructura -en el caso de los estadios, en las gradas y numerados-. Un sistema de adquisición de datos de vibración y acelerómetro completa el proceso. En esta entrevista con la Universidade do Futebol, Juliani habla con más detalle sobre este trabajo, la importancia de llevar a cabo una metodología en Brasil para evaluar las condiciones estructurales de los estadios y cuál es la realidad en vísperas de la Copa del Mundo de 2014.

Accede al archivo PDF aquí.